La Reforma Laboral vuelve a estar en boca de todos. Esta vez, por una revelación de los registros de Hacienda sobre un tema que ya venían advirtiendo los empresarios desde los últimos compases de las negociaciones, el encarecimiento de los despidos.
Esto es así porque la nueva norma restringe considerablemente las posibilidades de las empresas para contrata a un trabajador por un periodo determinado de tiempo, lo que se traduce en una contratación indefinida masiva y forzada que supone la subida de los costes de los despidos, ya que los nuevos contratos fijos tienen indemnizaciones más altas y, además, el nuevo contrato fijo-discontinuo tiene una protección superior a los contratos temporales.
¿Cuál es la indemnización del fijo-discontinuo?
La indemnización media por despido de un contrato fijo-discontinuo es de 4.439 euros, tal y como apunta la “Estadística de Despidos y su Coste”, que tiene en cuenta la cantidad indemnizada exenta de tributación que consta en los registros de la Agencia Estatal de Administración Tributaria y de las Haciendas Forales de Navarra y País Vasco, junto con la cantidad pagada directamente por el Fogasa.
Esto supone más de 3.000 euros respecto a los 1.267,9 euros de media a los que tendría derecho un trabajador temporal a tiempo completo. También supera los 506,50 euros de un eventual a tiempo parcial o los 3.272 que se lleva un indefinido a tiempo parcial.
De este modo, los datos arrojados por Hacienda revelan que el contrato fijo discontinuo, a pesar de ser un contrato temporal en la práctica, contabiliza estadísticamente como indefinido y ofrece a los trabajadores una protección mayor en términos de indemnización del despido que otras modalidades.
El crecimiento de este tipo de contratos
Esta modalidad de contrato es el que más está creciendo tras la entrada en vigor de la reforma laboral. Durante el primer trimestre de 2022, se firmaron alrededor de 283.000 contratos de este tipo, lo que demuestra que las empresas están recurriendo de manera masiva a este tipo de contratación cuando las circunstancias temporales del trabajo impiden optar por un indefinido.
Esa es una de las razones por las que esta modalidad ha crecido tanto, ya que el fijo-discontinuo es que se contabiliza como indefinido pese a no serlo en la práctica. Y del descenso del paro, ya que, cuando estos contratos se extinguen, el trabajador no aparece en el SEPE como desempleado, sino como demandante de empleo no parado.
En definitiva (y sin entrar en valoraciones subjetivas), a las empresas va a salirles más caro rescindir todos esos contratos eventuales que se han transformado obligatoriamente en fijos-discontinuos.